Terapia de conducto radicular
El tratamiento de conductos es necesario cuando el nervio interno de un diente se ve afectado por una caries, un traumatismo o una infección. Cuando esto ocurre, el diente puede volverse extremadamente sensible tanto a la presión como a la temperatura, y cabe esperar un dolor intenso. En las fases iniciales de la caries y la infección, es posible que no se presenten síntomas. Sin embargo, en las fases avanzadas de caries e infección se formará un absceso (inflamación en las encías parecida a un grano).
Ante este tipo de caries o infección, el paciente tiene dos opciones: extraer el diente afectado o salvarlo mediante un tratamiento de conductos. Al extraer un diente cariado o infectado, surgirán problemas dentales importantes y costosos para los dientes adyacentes. Al final, la extracción del diente puede causar más problemas de los que resolverá. La endodoncia es una alternativa mucho más deseable, ya que proporcionará una funcionalidad completa al diente y a la boca, y no causará ningún problema futuro con los dientes adyacentes.
Las razones por las que un dentista recomendará un tratamiento de conductos son las siguientes:
- La caries ha alcanzado la pulpa dental (el tejido vivo del interior del diente)
- Desarrollo de una infección o absceso en el interior del diente o en la punta de la raíz
- Traumatismo o lesión en el diente
El tratamiento de conductos suele durar toda la vida. Devolverá al diente y a la boca toda su funcionalidad. Es posible que en el futuro haya que volver a tratar el diente, pero esto sólo sería necesario si surgiera una nueva infección.